Desde Cotos hacía el Paular, hicimos la ruta una parte del grupo que habitualemente salimos recorriendo estos senderos de la Sierra madrileña y seguir descubriendo las perfectas esculturas naturales que se nos ofrece a nuestro paso, en este caso, las tremendas raíces abrazando las grandes rocas de granito serpenteando por la superficie disponiendo sus téntaculos en lazos frénetícos a las piedras y desde lo alto de las más altas, comtemplar la caida del agua de la pequeña cascada de unos metros . Fue en este lugar donde paaramos para comer y posteriormente reposar sobre el puente comtemplando y oyendo el estruendo del agua al caer en su cristalino transcurso, todo un placer para los sentidos.
El amigo tritón, se encontró de pronto deslizándose por un agujero para ir a parar a un hoyo fuera de la alberca donde su estancia hasta entonces había permanecido en calma. Así hasta que llegó el proyecto de preparar el terreno y poner en marcha "EL HUERTO DE LOS MANUELES", desorientados y perdidos estaba este ejemplar y otro más pequeño queriendo retomar el camino por donde habían llegado sin posibilidad alguna, salvo el transportarlos de nuevo a su sitio. Como niños con un tesoro recien descubierto, nos hallábamos haciéndole fotos, Alvar, su hijo y yo, mientras Manu, seguia con sus tareas hortelanas y diciéndones , eso que pareciámos niños , pues poco antes estuvimos comtemplando a varias lombrices, de todos los tamaños, cuando retiramos unas plantas que cambiamos de sitio. Una deliciosa tarde entre la tierra
El amigo tritón, se encontró de pronto deslizándose por un agujero para ir a parar a un hoyo fuera de la alberca donde su estancia hasta entonces había permanecido en calma. Así hasta que llegó el proyecto de preparar el terreno y poner en marcha "EL HUERTO DE LOS MANUELES", desorientados y perdidos estaba este ejemplar y otro más pequeño queriendo retomar el camino por donde habían llegado sin posibilidad alguna, salvo el transportarlos de nuevo a su sitio. Como niños con un tesoro recien descubierto, nos hallábamos haciéndole fotos, Alvar, su hijo y yo, mientras Manu, seguia con sus tareas hortelanas y diciéndones , eso que pareciámos niños , pues poco antes estuvimos comtemplando a varias lombrices, de todos los tamaños, cuando retiramos unas plantas que cambiamos de sitio. Una deliciosa tarde entre la tierra
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