Las sombras de la tarde y los saludos perrunos a lo largo de los senderos del pueblo, un día más, un día menos pero siempre nuevamente sorprendida por la cotidiana tarea del Sol y la Tierra, dejando su rastro multicolor a su paso y sumergirnos en la oscuridad de la noche, y volver al nuevo día. Las farolas ergidas a lo largo de la serpenteante autovia testigos silencioso de las luces fastuosas  que otean el horizonte.

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